Las comunidades de Angangueo, Ocampo y Zitácuaro, que antes solo estaban conectadas por el accidentado Antiguo Camino Real, ahora tenían acceso a un transporte más eficiente.
Este avance no solo mejoró la movilidad, sino que también impulsó la economía local al facilitar el comercio y apoyar a las pequeñas empresas. Además, proporcionó mejor acceso a servicios y oportunidades educativas y sanitarias, integrando más a las comunidades y fortaleciendo los lazos regionales.