El Plan México, presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca revitalizar la economía nacional a través de 13 metas estratégicas. Entre ellas destaca la promoción del consumo local con la cuarta meta, que propone que el 50% de la proveeduría y el consumo en sectores clave como textil, calzado, mobiliario y juguetes, sean de origen mexicano. Este esfuerzo pretende fortalecer la industria nacional, reducir la dependencia de productos importados de China y recuperar más de 49,000 empleos en sectores afectados, beneficiando especialmente a estados como Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Coahuila, Hidalgo y Chihuahua.
El impacto será especialmente significativo para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que enfrentan el desafío de competir con productos chinos caracterizados por precios bajos. Según Mario Romero, director de Impact Hub CDMX, el principal diferenciador de las empresas mexicanas debe ser la calidad. Además, se sugiere que incorporen factores como procesos sostenibles y garantías para los consumidores, elementos clave para destacar en el mercado. Sin embargo, el camino no es fácil, ya que el aumento de productos asiáticos ha afectado a empresas familiares y consolidadas.
Otro desafío importante es la formalización de los negocios. Datos de la Asociación de Emprendedores de México (Asem) indican que el 17.3% de los emprendimientos en el país operan sin una figura legal. La principal razón para no formalizarse es la percepción de bajos ingresos (69.8%). Esto limita su acceso a financiamiento, a pesar de que existen programas de apoyo. Para que las mipymes se integren al plan de proveeduría nacional, es esencial que se institucionalicen y puedan demostrar ingresos, lo que abriría puertas a nuevas oportunidades.
El programa «Hecho en México» será relanzado como parte del Plan México para fomentar el consumo de productos nacionales, retomando su origen de 1978 cuando buscaba posicionar la industria mexicana. Sin embargo, en la actualidad, el comportamiento del consumidor ha cambiado debido a la globalización y al comercio electrónico. Para ser competitivas, las empresas mexicanas deben innovar, incorporar tecnología de vanguardia y enfrentar la fuga de talento, un problema que limita el desarrollo de capacidades en el país. Según Romero, la clave está en equilibrar tecnología y fuerza laboral calificada, asegurando así un crecimiento sostenible para las empresas nacionales.