El Golfo de México, una región estratégica por su relevancia económica y ambiental, ha sido objeto de controversia tras las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Durante una conferencia de prensa en su residencia de Mar-a-Lago, Trump propuso renombrar esta importante zona marítima como el «Golfo de América», argumentando que el nuevo nombre es «hermoso, apropiado y representa mejor la grandeza de la región». Esta propuesta ha generado debate internacional, dada la soberanía compartida del golfo entre México, Estados Unidos y Cuba.
Con una superficie aproximada de 1 millón 550 mil kilómetros cuadrados, el Golfo de México es un cuerpo de agua semicerrado que forma parte del océano Atlántico. Este espacio está delimitado al sur y suroeste por México, al norte y noreste por Estados Unidos, y al sureste por Cuba. Aunque los tres países comparten derechos marítimos, estos se rigen por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), que regula las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas (ZEE) de cada nación. Más allá de estas áreas, las aguas internacionales quedan fuera de cualquier jurisdicción específica.
El nombre «Golfo de México» tiene sus raíces en la época de la exploración española del siglo XVI, aunque su origen exacto sigue siendo incierto. Antes de la llegada de los europeos, los pueblos indígenas utilizaban nombres locales para referirse a las aguas cercanas a sus territorios. Actualmente, el litoral mexicano del golfo abarca seis estados, mientras que cinco estados de Estados Unidos tienen costas en esta región. Por su parte, Cuba cuenta con una franja menor pero significativa de litoral en el norte de la isla.
Tras el anuncio de Trump, la congresista republicana Marjorie Taylor Greene expresó su respaldo a la propuesta y anunció que presentará un proyecto de ley para oficializar el cambio de nombre. La iniciativa ha suscitado críticas y reflexiones sobre la importancia simbólica y geopolítica del golfo, así como la historia compartida entre las naciones que lo rodean. En medio de la polémica, el futuro del nombre del Golfo de México se perfila como un nuevo tema de debate en el escenario internacional.