Nicolás Maduro asumió este viernes 10 de enero de 2025 su tercer mandato consecutivo como presidente de Venezuela. El acto de juramentación tuvo lugar en la sede del Parlamento, controlado por el chavismo, en un contexto de fuertes críticas nacionales e internacionales. Maduro enfrenta señalamientos de fraude electoral, al no haber presentado las actas oficiales que respalden su victoria en los comicios del 28 de julio de 2024. A pesar del aislamiento internacional, el mandatario cuenta con el respaldo de la Fuerza Armada y de las principales instituciones del Estado.
Horas antes de la investidura, Caracas se convirtió en un fortín de seguridad. Centenares de agentes armados fueron desplegados en las inmediaciones del Parlamento y en puntos estratégicos del centro de la capital. Maduro justificó estas medidas como parte de un plan de «defensa» frente a supuestas conspiraciones en su contra. Esta semana, el gobierno informó sobre la detención de dos ciudadanos estadounidenses, uno de ellos presuntamente vinculado al FBI, junto con una veintena de activistas y dirigentes opositores.
La toma de posesión ocurrió un día después de una marcha opositora encabezada por María Corina Machado, quien denunció haber sido detenida brevemente, aunque el gobierno calificó esta afirmación como un «invento». La oposición, liderada en gran parte por Machado, sigue enfrentando obstáculos en su lucha por un cambio político, mientras el plan del opositor Edmundo González Urrutia para asumir el poder luce cada vez más inviable.
En contraste con la protesta opositora, el oficialismo movilizó a miles de simpatizantes bajo el lema «El 10 juro con Maduro por el futuro». En su discurso, el mandatario destacó la importancia de la lealtad popular para enfrentar los desafíos venideros y reafirmó su compromiso con el modelo chavista, asegurando que continuará liderando al país bajo su visión de «unidad revolucionaria».