Donald Trump será sentenciado el 10 de enero, apenas diez días antes de su toma de posesión para un segundo mandato presidencial. Un juez ha decidido que el expresidente y ahora presidente electo enfrentará una sentencia en el caso relacionado con pagos para ocultar información desfavorable. El juez Juan M. Merchan dictaminó que la sentencia será un descargo incondicional, lo que significa que no habrá tiempo en prisión, multas ni libertad condicional para Trump. La decisión equilibra su capacidad de gobernar sin trabas, el principio de igualdad ante la ley y la inviolabilidad del veredicto del jurado. Trump podrá comparecer virtualmente si lo decide.
El caso, que data de 2016, involucra pagos realizados a la actriz Stormy Daniels para evitar que revelara una presunta relación con Trump. En mayo, el expresidente fue declarado culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales relacionados con el reembolso a su abogado personal, Michael Cohen, por dichos pagos. La defensa argumentó que el propósito de estos era proteger la privacidad familiar y no influir en las elecciones. Sin embargo, los fiscales señalaron que los pagos se registraron como gastos legales para encubrir el propósito real y proteger la imagen de Trump durante su primera campaña.
Merchan rechazó las solicitudes de desestimar el caso y el veredicto bajo el argumento de inmunidad presidencial. Trump, de 78 años, es el primer expresidente condenado por un delito que regresa a la Casa Blanca. Los abogados del presidente electo argumentaron que el juicio y la sentencia interfieren con sus responsabilidades futuras, pero el juez afirmó que “finiquitar este asunto” es esencial para la justicia. Además, enfatizó que otorgarle inmunidad sería socavar el Estado de derecho y la igualdad ante la ley.
Este es el único de los cuatro procesos penales abiertos contra Trump que llegó a juicio. Otros casos, como los intentos de anular los resultados de las elecciones de 2020 y el manejo de documentos clasificados en su propiedad de Mar-a-Lago, fueron desestimados por el fiscal especial Jack Smith tras las elecciones de noviembre. Aunque el caso Stormy Daniels se cierra sin encarcelamiento, deja una marca histórica en la figura del presidente electo y pone de relieve las tensiones entre la justicia y la política en Estados Unidos.