Cuál es el primer país del mundo en celebrar el Año Nuevo y cuál es el último

El Año Nuevo es una celebración que se extiende por todo el planeta a lo largo de 24 horas, gracias a las diferencias en los husos horarios y la Línea Internacional de Cambio de Fecha. Mientras algunos países disfrutan ya de fuegos artificiales y festividades, otros aún se encuentran en las últimas horas del 31 de diciembre, preparando su transición al nuevo año. Este fenómeno evidencia cómo la geografía y las convenciones temporales moldean una tradición global.

El primer lugar del mundo en recibir el Año Nuevo es Kiribati, específicamente la Isla de Kiritimati o Isla de la Navidad, ubicada estratégicamente al este de la Línea Internacional de Cambio de Fecha. Este archipiélago del Pacífico central tiene el privilegio de dar la bienvenida al nuevo año antes que cualquier otra región habitada. A Kiribati le sigue Samoa, que en 2011 modificó su posición respecto a la Línea Internacional para alinearse mejor con Asia y Oceanía, convirtiéndose en otro de los primeros países en cruzar al siguiente año.

Entre los últimos en celebrar se encuentran las Islas Howland y Baker, territorios deshabitados de Estados Unidos ubicados en el Pacífico central. Sin embargo, en términos de lugares habitados, Samoa Americana ocupa el puesto final en la lista. Curiosamente, esta región, a tan solo 2.000 kilómetros de Samoa, vive su Año Nuevo con 24 horas de diferencia debido a su ubicación relativa respecto a la Línea Internacional de Cambio de Fecha.

El orden en que los países celebran refleja no solo las divisiones horarias, sino también las decisiones políticas y comerciales que influyen en sus husos. Mientras lugares como Nueva Zelanda, Tonga y Australia figuran entre los primeros, otros como Hawái, Alaska y Tahití se posicionan al final. Esta diversidad en la celebración resalta la riqueza cultural y geográfica que caracteriza al Año Nuevo a nivel mundial.

Desde los primeros espectáculos de fuegos artificiales en Auckland, Nueva Zelanda, hasta las últimas ceremonias en Samoa Americana, el cambio de año es una tradición que une a la humanidad en su diversidad. La distribución temporal de las festividades nos recuerda que, aunque vivamos en distintos horarios, el espíritu de renovación y esperanza que trae el Año Nuevo es universal.