La Agencia Espacial Europea lanza satélites para crear eclipses solares artificiales  

El pasado jueves 5 de diciembre, dos satélites europeos fueron lanzados desde India con el objetivo de crear eclipses solares artificiales en el espacio. Esta innovadora misión, conocida como Proba-3, permitirá a los científicos estudiar la corona solar, la capa más externa del Sol, durante largos períodos de tiempo.

Proba-3 es el primer experimento de vuelo en formación para generar eclipses de seis horas, superando los cortos minutos de un eclipse natural en la Tierra. Los primeros resultados se esperan para marzo de 2024. En las próximas semanas, los satélites se separarán en el espacio y se alinearán a 150 metros de distancia, con uno bloqueando la luz solar y proyectando sombra sobre el otro, que contiene un telescopio. Este proceso requiere una precisión extrema, con un margen de error de tan solo 1 milímetro.

Para mantener esta precisión, la misión utilizará tecnologías avanzadas como GPS, rastreadores estelares, láseres y enlaces de radio. Dietmar Pilz, director de tecnología e ingeniería de la Agencia Espacial Europea (ESA), subraya que este proyecto tiene una «enorme relevancia científica» y sirve como prueba de la tecnología de vuelo en formación.

La misión también permitirá estudiar fenómenos solares como las eyecciones de masa coronal y las explosiones de plasma, que pueden afectar las comunicaciones en la Tierra. Además, los científicos esperan resolver la incógnita de por qué la corona solar es mucho más caliente que la superficie del Sol.

Con un presupuesto de 210 millones de dólares (199 millones de euros), la misión durará dos años y generará eclipses al menos dos veces por semana. Durante este tiempo, se acumularán más de 1.000 horas de observación. Los satélites seguirán una órbita elíptica entre 600 y 60.000 kilómetros, dedicando seis horas por ciclo orbital a crear eclipses.

Aunque el lanzamiento se retrasó un día debido a problemas técnicos con el sistema de propulsión de uno de los satélites, la misión se mantiene en marcha. Los satélites se desintegrarán en la atmósfera al finalizar su misión en los próximos cinco años.

Este avance no solo representa un progreso significativo en la exploración solar, sino también en la tecnología de vuelos en formación, allanando el camino para futuras investigaciones espaciales.