El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, ha declarado la ley marcial este martes con el objetivo de «erradicar las fuerzas afines a Corea del Norte» y asegurar «la libertad y felicidad» de la población surcoreana. Esta decisión se produce en un contexto de creciente tensión entre ambos países, impulsada por el estrechamiento de la relación entre Pyongyang y Moscú en los últimos meses.
En un discurso a la nación, Yoon explicó que la medida era necesaria para «proteger el orden constitucional» en un país que, desde la Guerra de Corea, sigue técnicamente en guerra con el régimen norcoreano, ya que el conflicto se resolvió solo con un armisticio, sin un tratado de paz formal.
La adopción de la ley marcial ha provocado una reunión de emergencia convocada por el Ministerio de Defensa, en la que participarán los principales comandantes y altos cargos de las Fuerzas Armadas. Este encuentro, programado para las próximas horas, tiene como fin definir las acciones a seguir en esta coyuntura crítica. Además, se coordinarán instrucciones para los organismos de seguridad del Estado con el fin de fortalecer sus capacidades ante la emergencia.
Por su parte, el Partido Democrático, en el poder, ha convocado una sesión plenaria urgente en el Parlamento para abordar la situación, reflejando la gravedad del momento que atraviesa la nación surcoreana.
Rechazo de la oposición y resolución del Parlamento
El líder de la oposición surcoreana, Lee Jae-myung, ha calificado la ley marcial de «ilegal» y ha llamado a la gente a reunirse frente al parlamento en protesta. En un giro inesperado, el presidente de la Asamblea Nacional, Woo Son-shik, ha declarado el decreto de ley marcial como «nulo e inválido» después de que los legisladores aprobaran una resolución en su contra. Según la legislación surcoreana, el presidente está obligado a cumplir con esta resolución, aunque por el momento se desconoce si Yoon obedecerá.
Con la declaración de la ley marcial, todas las actividades políticas han sido prohibidas y los medios de comunicación se encuentran bajo vigilancia gubernamental. El jefe del ejército, Park An-su, en un comunicado, confirmó que el control sobre las libertades civiles se ha incrementado en un esfuerzo por mantener el orden durante esta crisis.