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El papa Francisco permanece hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma desde el pasado viernes debido a una infección polimicrobiana en el tracto respiratorio. La Santa Sede informó que el cuadro clínico es complejo y ha requerido ajustes en su tratamiento. Según el último reporte del Vaticano, el Pontífice se encuentra estable y ha descansado bien, aunque su situación sigue siendo delicada.
Una infección polimicrobiana implica la presencia de múltiples microorganismos patógenos que pueden agravar la condición del paciente. Especialistas en neumología explicaron que este tipo de infecciones pueden derivar en complicaciones respiratorias severas, especialmente en personas con antecedentes médicos como el papa Francisco, quien en su juventud sufrió una neumonía grave que requirió la extirpación parcial de un pulmón. Además, su movilidad reducida y su edad avanzada lo convierten en un paciente de alto riesgo.
El tratamiento para estas infecciones suele incluir antibióticos de amplio espectro, como macrólidos y clindamicina, además de monitoreo constante para evaluar la respuesta del organismo. En el caso del Pontífice, los médicos han ajustado la terapia con nuevos antibióticos debido a la persistencia de la bronquitis, lo que sugiere que la infección podría ser más grave de lo inicialmente previsto.
A pesar de la estabilidad reportada, los expertos advierten que las infecciones polimicrobianas requieren un seguimiento cercano, ya que pueden derivar en complicaciones respiratorias o sistémicas. Hasta el momento, no se han informado complicaciones adicionales en la salud del papa Francisco, pero su equipo médico continúa evaluando su evolución para determinar los próximos pasos en su recuperación.