México enfrenta un desafío mayúsculo: convertirse en una de las diez economías más grandes del mundo, una meta propuesta en el Plan México impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, las proyecciones económicas actuales y el bajo ritmo de crecimiento del país dificultan esta ambición. En 2024, el Producto Interno Bruto (PIB) de México fue de 1.85 billones de dólares, colocándolo en la posición 13 a nivel global, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). A pesar de ello, un crecimiento económico limitado de apenas 1.3% podría relegar al país al puesto 15 este mismo año.
Para entrar al top 10, México tendría que superar el PIB de Brasil, que se estima en 2.31 billones de dólares, una diferencia de 489 mil millones de dólares. Este objetivo resulta aún más complejo considerando que el FMI prevé un crecimiento promedio del 2% para los próximos años, muy por debajo del nivel necesario para alcanzar tal posición. Carlos Ramírez, socio consultor de Integralia, señaló en redes sociales que lograr esta meta requeriría duplicar la tasa de crecimiento actual, algo que luce improbable sin un cambio significativo en las políticas económicas.
De acuerdo con el FMI, en 2029 el PIB mexicano alcanzaría 2.18 billones de dólares, ubicándose en el puesto 14 y lejos de Italia, proyectada en el décimo lugar con 2.74 billones de dólares. Además, el avance de México depende no solo de su propio desempeño, sino también de una desaceleración en las economías líderes, un escenario que, aunque posible, podría tener repercusiones negativas en el país debido a su dependencia comercial.
Mientras tanto, las economías más grandes del mundo, como Estados Unidos, China e India, mantendrán su dominio global, con proyecciones de PIB de 35.46, 24.59 y 6.30 billones de dólares, respectivamente, para 2029. Ante este panorama, el Plan México plantea una meta ambiciosa que exigirá no solo un crecimiento acelerado, sino también una estrategia integral que fortalezca la competitividad y la inversión en sectores clave.
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