Inundaciones en España: Una semana después, las familias siguen buscando a sus familiares y la recuperación avanza lentamente

Una semana después de las devastadoras inundaciones que afectaron a varias localidades en España, las autoridades aún no han logrado ofrecer una estimación precisa sobre el número de desaparecidos. Al menos 218 personas han muerto tras el diluvio causado por intensas lluvias que cayeron en la tarde del 29 de octubre y la madrugada del 30, especialmente en la región de Valencia, donde muchas poblaciones fueron tomadas por sorpresa. Las críticas hacia la gestión del desastre no han cesado, sobre todo por el retraso de casi dos horas en las alertas enviadas a los teléfonos móviles, que llegaron mucho después de que comenzara la tormenta.

De acuerdo con la cadena española, RTVE, se han emitido continuas solicitudes de ayuda para localizar a los seres queridos de quienes aún no se sabe nada. Las tareas de recuperación avanzan lentamente en Sedaví y otras más de 60 localidades afectadas, que permanecen cubiertas de lodo y escombros, Mientras tanto, la búsqueda de los desaparecidos sigue siendo una prioridad.

El gobierno central ha aprobado un paquete de ayuda de 10.600 millones de euros, destinado a las comunidades afectadas, incluidos pagos directos a propietarios de viviendas dañadas. Esta ayuda ha sido comparada con las medidas tomadas durante la pandemia de COVID-19, aunque el presidente Pedro Sánchez ha señalado que aún queda mucho trabajo por hacer y ha pedido el apoyo de la Unión Europea para enfrentar la magnitud de la tragedia.

En las zonas más devastadas, como en Sedaví y otras poblaciones cercanas, la imagen es desoladora: calles cubiertas de barro, vehículos destrozados y montones de pertenencias arruinadas. El agua ha vuelto a los grifos en algunas áreas, pero las autoridades advierten que no es apta para el consumo. Mientras tanto, los esfuerzos de rescate continúan con miles de soldados, bomberos y agentes de policía trabajando para recuperar cuerpos y atender a los afectados. Muchos residentes siguen careciendo de productos básicos, y se han improvisado cocinas comunitarias para distribuir alimentos entre quienes lo necesitan.

Tras las fuertes inundaciones en Valencia, España, las parroquias se transformaron en puntos de recolección y refugios. A tan solo unas horas de la tragedia, más de 15 mil voluntarios católicos, incluyendo seminaristas, religiosas, sacerdotes e incluso el arzobispo, comenzaron a trabajar para asistir a los damnificados.

La magnitud del desastre ha provocado una gran frustración entre los habitantes de las zonas más afectadas, que han expresado su enojo hacia los funcionarios públicos. Este descontento estalló el domingo en Paiporta, donde, durante la visita de los Reyes y el presidente Sánchez, una multitud lanzó barro y otros objetos a los representantes del gobierno como forma de protesta por la tardía respuesta a la crisis.

Mientras los trabajos de emergencia continúan, el país se enfrenta a uno de los desastres naturales más mortales en su historia reciente, con un panorama que sigue siendo sombrío y una población que lucha por recuperar lo perdido.