Luz Hurtado / Yo Amo Morelia
El 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México vivió uno de los terremotos más devastadores de su historia, con una magnitud de 8.1 grados en la escala de Richter. Este evento sísmico no solo causó una gran pérdida de vidas, sino que también destruyó miles de edificios, dejando a muchas familias sin hogar y a la ciudad en un estado de emergencia. La magnitud del desastre llevó a una respuesta nacional que marcó un antes y un después en la cultura de la protección civil en México.
La tragedia del 19 de septiembre reveló las vulnerabilidades de la infraestructura urbana y la falta de preparación ante desastres naturales. A raíz de este evento, se implementaron reformas significativas en la gestión de emergencias y la construcción de edificaciones, promoviendo estándares más rigurosos para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Este terremoto se convirtió en un punto de inflexión que unió a la población en la búsqueda de soluciones y estrategias para enfrentar futuros sismos.
Cada año, en esta fecha, se realizan conmemoraciones en memoria de las víctimas y para recordar la importancia de estar preparados ante posibles desastres. Simulacros y actividades educativas son parte de esta conmemoración, con el fin de mantener viva la memoria colectiva y fomentar una cultura de prevención y resiliencia en la sociedad mexicana. Así, el 19 de septiembre se ha transformado en un símbolo de unidad y fortaleza frente a la adversidad.